El SUELO.
Los procesos geológicos se
deben a la interacción de la parte rocosa del planeta con la atmosfera,
biosfera y la hidrosfera.
Esta interacción se
manifiesta a través de la acción conjunta de agentes como el viento, la lluvia,
el cauce de los ríos y los seres vivos, que modifican poco a poco las formas
del relieve.
Las rocas y los minerales se
forman en condiciones de temperatura y presión muy diferentes a las que se
presentan en la superficie terrestre. Por ello, cuando afloran y entran en
contacto con la atmósfera, la hidrósfera y la biósfera, experimentan un proceso
de adaptación a las nuevas condiciones. Tal proceso implica modificaciones
físicas, como la fragmentación, y químicas, como la descomposición de los
minerales.
Las transformaciones físicas
y químicas en conjunto forman parte de un proceso mayor llamado meteorización, por el cual la
estructura y configuración superficial de las rocas sufren cambios drásticos.
Es el componente primordial
de los ecosistemas terrestres, se forma a través de un proceso de desgaste de
las rocas, en el cual intervienen el clima, los seres vivos, los fenómenos
naturales entre otros.








Los suelos se estudian y se
clasifican de acuerdo con su capacidad productiva. Para esto se toman en cuenta
aspectos como el clima y características permanentes del suelo. Entre estas
características están: declive, profundidad, textura, efectos de erosión, tipo
de minerales y fertilidad.
FORMACIÓN
Y COMPOSICIÓN DEL SUELO.
Entre los factores bióticos
que favorecen la meteorización de la roca están los líquenes. Estos organismos se adhieren a las rocas y gracias a su
capacidad fotosintética, son capaces de producir su propio alimento. Además,
desintegran gradualmente las rocas en las que se fijan. Gracias a ello, se
forman hendiduras y concavidades que permiten la acumulación de materia orgánica
y mineral. Sobre este sustrato recién formado, pueden germinar semillas que
darán paso a la nueva vegetación.
La acumulación progresiva de
materiales minerales y orgánicos lleva a una diferenciación de estratos u
horizontes, como el B, que es el resultado de dos procesos: el lavado de
materiales desde el horizonte A y la alteración de los minerales contenidos en
el horizonte C.
El suelo puede acumular en
su superficie restos de vegetación y, por ende, producir un mayor volumen de
materia orgánica, lo que da lugar al horizonte O.
COMPOSICIÓN
DEL SUELO.
Nuestro planeta posee una
gena cantidad de minerales y rocas como resultado, se han formado distintas
clases de suelos. A su vez, estos suelos
han sufrido diversos procesos de transformación, entre los cuales están:

Las
partículas minerales que se transportan en este proceso se depositan en otros
lugares, formando nuevos horizontes en otros suelos. Esto ocurre en las vegas de los ríos, donde es común
encontrar suelos aluviales, producto de la erosión del suelo de las montañas.

Todos estos factores dan
como resultado una enorme variedad de tipos de suelo. Además, en la superficie
terrestre ocurren constantes fenómenos de meteorización, movimiento de placas
tectónicas, entre otros los cuales continúan el proceso de formación y
transformación de los suelos.
De acuerdo a su textura, el
suelo puede clasificarse como arenoso, si posee un alto porcentaje de arena;
limoso, si posee un alto porcentaje de partículas de limo; o bien arcilloso, si
predomina la cantidad de arcillas en el suelo. Las partículas arenosas son más
gruesas que las limosas y arcillosas, siendo estas últimas las más finas.
El suelo también puede
clasificarse según su estructura, ya sea dispersa, agregada o floculada.
Asimismo, su clasificación puede basarse en sus propiedades químicas, las
cuales dependerán del material que lo
compone. Así, los suelos autóctonos se sitúan sobre su roca madre, y los suelos
auloctonos poseen minerales provenientes de otros lugares, debido a procesos
geológicos y físicos.
Según su estado de
desarrollo, los suelos pueden clasificarse en:
Suelos
no evolucionados. Sus horizontes superficiales están muy
cercanos a la roca madre. Poseen muy
poca cantidad de materia orgánica. Algunas veces son suelos aluviales. Otros
ejemplos de este tipo de suelo son los suelos polares, las playas y los
desiertos.
Suelos
poco evolucionados. Consisten en dos o tres horizontes. Por lo
general carecen de horizonte B.
Suelos
evolucionados. Algunos poseen abundante materia orgánica, así
como diversos horizontes fácilmente distinguibles. Son característicos de
lugares donde existe alta precipitación, como los bosques. En la actualidad,
estos suelos se encuentran muy degradados, por la alta explotación agrícola a
la que han sido sometidos.
TOPOGRAFÍA
DEL SUELO.
Los suelos se estudian y se
clasifican de a cuerdo a su capacidad productiva. Para esto se toman en cuenta
aspectos como el clima y características permanentes del suelo. Entre estas
características están: declive,
profundidad, textura, efectos de erosión, permeabilidad, capacidad de campo ,
tipos de minerales y fertilidad natural.
LOS
MINERALES Y CICLO DE LAS ROCAS.
Un mineral es una sustancia
natural inorgánica. En ciertas condiciones, los minerales adquieren formas
geométricas definidas, es decir, tienen un orden tridimensional. Cuando un
mineral cumple con esta característica, se le denomina cristal.
Cuando dos o más minerales
se asocian estructuralmente, se forman las rocas. La mayoría de ellas están constituidas por
varias clases de minerales. Sin embargo, existe un pequeño grupo de rocas que
se forman de un solo mineral.
El origen de las rocas se
debe a distintos factores, entre ellos:



1 comentario:
BUEN DOCUMENTO ME PARECIÓ INTERESANTE CUANDO LO VI AL VER COMO ESTA COMPUESTA O COMO SE COMPONE LA TIERRA TODAS SUS CARACTERÍSTICAS ETC.
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